domingo, 5 de junio de 2011

27 de Marzo

Acorazado bajo la carcasa de la desdicha el errante mana entre borbotones de rabia, la impotencia, el claro de la desilusión carcome secamente mis labios. Las llagas se abren, se pierden entre el palpitar de las ideas, la locura, el desden. La inocencia machacada, torturada e irisada, ser alza como un cadáver putrefacto sobre el pulpito de los condenados. La tristeza es la medicina al olvido. El tiempo es otro delirio más de la vida. Escribir es la única salvación. Palabras, recuerdos, que dentro de una fosa no valen nada. Se confunden en una danza de supuestos, de esperanzas y plegarias sin sentido. Verter sobre la carne, lágrimas abandonadas, no merece si quiera el valor del intento. Estas magullan, no zurcen las llagas. Las voces lacónicas parecen tan lejanas, que me cuestiono su existencia ¿Viví realmente?¿O a caso otro espejismo de mi imaginación

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